jueves, 23 de diciembre de 2010

El Gobierno pide más de 1.000 millones por el espectro móvil.

El Gobierno pretende recaudar alrededor de 1.000 millones de euros con las frecuencias que se asignarán a los operadores de telecomunicaciones móviles a comienzos del 2011.

El ejecutivo maneja la posibilidad de imponer un modelo mixto de licitación que combine las ventajas del concurso, (para extender la banda ancha móvil a las zonas rurales) con la subasta (de mayor capacidad de recaudación).
Este asunto es el más importante para el sector de las telecomunicaciones en estos momentos: la reasignación y el reparto de frecuencias de móvil en una doble línea; por un lado, la recalificación del espectro de 900 megahercios para que pueda usarse para banda ancha móvil y por otro, la distribución entre las operadoras del “dividendo digital”, las frecuencias que han dejado libres las televisiones tras el apagón analógico y lanzamiento de la TDT, y que se dedicarán a telefonía móvil.

Se muestra, una vez más, como una decisión administrativa gubernamental, si no es correcta, puede condicionar las inversiones y el crecimiento de un sector estratégico, influyendo importantísimamente en el crecimiento del país.

Veamos, el Gobierno licitará, en los próximos meses (se esperaba  a primeros de diciembre), un gran número de frecuencias radioeléctricas para los operadores de telecomunicaciones móviles. Este proceso tiene una gran  importancia, ya que la concesión durará hasta el año 2030, lo que determinará todas las estrategias corporativas de las operadoras en las próximas décadas.

Dentro del gobierno, y según se describe en el artículo, hay dos “sensibilidades”:
-        El Ministerio de Industria por un lado, más alineado con los intereses del sector, prefiere obligar a las operadoras a que dediquen sus recursos a hacer un despliegue de redes de banda ancha móvil de nueva generación. Esto permitiría llevar servicios avanzados de red a toda la población española (incluyendo zonas rurales) en el mínimo tiempo posible.
-        El ministerio de Economía que, dado el déficit existente en la economía española, no quiere dejar pasar la oportunidad de recaudar todo lo posible, no solo lo que necesita (unos 500 millones) para la adaptación de las antenas de TDT en España.  Además se tiene  como referencia la subasta similar en mayo en Alemania donde solo había frecuencias para 3 operadoras, se libró una dura batalla, y gran recaudación.

Es cierto que la posibilidad de operar con esas nuevas frecuencias tiene un gran valor estratégico para las operadoras, pero es fácilmente entendible  que el objetivo del gobierno no debe ser poner trabas al desarrollo económico del país.

Este despliegue de  redes móviles de nueva generación  (o NGN, New Generation Networks, en su acrónimo ingles) tiene una gran capacidad para introducir más competitividad y productividad en la economía española, extendiendo la sociedad de la información a todos los rincones del país y ayudando así a terminar  con la llamada “brecha digital”.   Son muy conocidos  los estudios que ratifican que las inversiones en redes avanzadas de telecomunicaciones revierten en beneficio del país incrementando el PIB y la competitividad (yo mismo muchos días rindo mas y gasto menos -por ejemplo gasolina- teletrabajando, lo que sería impensable hace 6 u 8 años).

Por otro lado, aunque las operadoras tienen fama de “ricas” debemos recordar que  solo Telefónica y Vodafone están en números negros. En España y en toda la Europa Occidental se encuentran operando en un mercado muy maduro sin crecimiento orgánico,  lo que ha obligado, por ejemplo a Telefónica, a una estrategia de internacionalización en los últimos 10 años, dándose la circunstancia de que solo tiene crecimiento fuera de nuestras fronteras, de donde procede además más del 80% de sus beneficios. ¿Por qué razón iban a realizar grandes inversiones en España?

En este entono macro el gobierno debería ser muy cuidadoso en su decisión:
-        Por un lado y aunque el estado hiciera “caja” momentánea no sería sensato para la recuperación económica del país tratar de “exprimir” al máximo a las operadoras, pues ese dinero se retraería de inversiones.
-        Pero por otro se debería realizar la asignación de frecuencias a los operadores en base a un compromiso real de inversión (y además en un tiempo definido) en la creación de redes que permitan ofrecer servicios avanzados de banda ancha móvil a todo el país. Deberíamos alinearnos -por una vez los primeros- con las recomendaciones del Sr. Almunia (Vicepresidente y Comisario Europeo de la Competencia), “todos los europeos deberían disponer en sus hogares de las condiciones para disfrutar de conexiones de Internet, al menos, 30 megabits en 2020”.

Como final, propongo que nos fijemos en lo que hacen las principales economías del mundo. Por ejemplo, en Estados Unidos, el presidente Barack Obama planea incrementar el espectro disponible para dispositivos móviles en los próximos dos años al doble del año 2009. Lawrence Summer, director del Consejo Económico Nacional de EEUU, dijo que esta propuesta servirá como “catalizador para la inversión del sector privado”  y también para “ayudar a crear cientos de miles de empleos“.  La estrategia parece clara.

domingo, 5 de diciembre de 2010

¿Cual es el futuro de las redes de Telecomunicaciones?

¿Se da la “coopetición” entre Vodafone y Telefónica?  
Aunque no es nuevo, el término coopetición, está cobrando cada vez mayor peso en el debate estratégico empresarial. Este  concepto hace referencia a la estrategia que combina competición y cooperación entre actores de un mismo mercado y se basa en el supuesto de que compañías rivales pueden beneficiarse simultáneamente, cuando colaboran entre sí. El modelo coopetitivo está basado en la teoría de juegos; frente a modelos tradicionales que asocian la competencia empresarial a un juego de suma cero (se gana únicamente a expensas de otros), la coopetición propone un enfoque de juego de suma no-cero (la ganancia de un jugador no necesariamente se corresponde con la pérdida de otro). Así el beneficio de un rival no implica necesariamente una pérdida propia, y se abre la posibilidad de acuerdos de colaboración que permitan a competidores ganar a un mismo tiempo

¿Podemos decir entonces que hay “coopetición” entre Vodafone y Telefónica?        Claramente SI.

Según la descripción genérica que del término se hace en el artículo y en otros varios encontrados por la red, (ya que no está en la RAE), la coopetición debe estar compuesta de cooperación y de competición.  En el caso de Vodafone y Telefónica, como en el de muchas otras empresas competidoras formales, se da la duplicidad: ambos actores son claros competidores pero ganan con la cooperación en diferentes entornos. Vodafone y Telefónica claramente coopiten.

Analicemos primeramente el entorno en el que se desarrolla su actividad: Vodafone y Telefónica son los operadores de telecomunicaciones más grandes de la Unión Europea, que compiten en un mercado maduro en el que los servicios que ofrecen son considerados casi como una “comodity”.  En este tipo de mercados la diferenciación es mínima, todos compiten con las mismas armas por alcanzar la máxima cuota de mercado que les asegure el acceso a costes bajos y la rentabilidad.
Vemos por una parte que las dos compañías compiten en el mercado para adquirir nuevos clientes (o robárselos a la competencia) y para mantener los propios con diferentes estrategias empresariales y con propuestas comerciales diferenciadas para el cliente. Telefónica posicionada como la marca líder en el mercado Español  y Vodafone desde la gran multinacional Europea.

jueves, 25 de noviembre de 2010

Comentario económico sobre el sector de los proveedores de redes y servicios de Telecomunicaciones

Hola, os dejo un análisis sobre un artículo del periódico expansión de este mes de noviembre.
Título: ALCATEL LUCENT descarta nuevas fusiones en el sector.
Fuente: Periódico Expansión. Edición impresa.
Sección: Empresas
Fecha: Viernes 5 de noviembre de 2010.

Resumen:
En el artículo de referencia el consejero delegado de Alcatel – Lucent,  Ben Verwaayen, aprovechando su comparecencia pública en el anuncio de la vuelta a beneficios en el tercer trimestre del presente 2010  de la compañía que dirige, se defiende de los insistentes rumores que se suceden en el mercado de las telecomunicaciones sobre una posible fusión entre la compañía Franco-Americana y el gigante Chino Huawei, desviando la atención a integraciones en los operadores.

Análisis:
El presente artículo es uno más, de la continua serie que se está publicando al cierre de los últimos trimestres, sobre el sector de los proveedores de red y servicios de Telecomunicaciones, en los que se muestra la debilidad de los fabricantes europeos y norteamericanos frente al tremendo empuje de las compañías asiáticas.

Antecedentes: A finales de la década de los 90, entre 1995 y 1998,  todos los grandes fabricantes europeos y norteamericanos de infraestructura de red (Ericsson, Alcatel, Lucent, Nokia, Ciena…) comenzaron una deslocalización de sus centros de producción, trasladándolos básicamente a China.  De esta forma sus costes fijos bajaban lo suficiente como para poder aumentar su rentabilidad y competitividad.
La deslocalización se realizaba encargando la producción de sus equipos a compañías como Flextronic, que ya habían absorbido toda la manufactura de productos tecnológicos menos especializados como PC’s o electrónica de consumo, y tenían experiencia y recursos para realizarlo.
Esta nueva estructura de costes, con centros de diseño e innovación en Europa, California o India, fabricación en Shenzen (China) o Taiwán, y departamentos comerciales/marketing en los mercados locales cerca de los clientes (básicamente las operadoras de telecomunicaciones), logró unas reducciones de precios que han permitido a las operadoras realizar las grandes inversiones en creación de red de la última década. Se han desplegado redes móviles de GSM, 3G, actualmente se está desplegando UMTS y en breve 4G LTE (Long Term Evolution); se ha llegado con la banda ancha –ADSL- hasta un 50% de la población, creando además toda la enorme infraestructura de transporte de tráfico de datos entre nodos de la red.